viernes, 9 de marzo de 2007

2.7 Los Trolls

Aunque los Kaldorei alcanzaron un gran conocimiento, no llegaron a encontrarse con otras culturas inteligentes hasta muy tarde.
En el este, mucho antes del colapso del primer Pozo de la Eternidad, surgió una cultura que logró crear un inmenso imperio guerrero. Mil años antes de que los Kaldorei aparecieran, existían dos imperios troll enfrentados: los Troll Gurubashi y los Troll Amani, que construyeron Zul'Aman, en las tierras del norte, donde más tarde estaría Lordaeron. También estaba el imperio Gundrak pero nunca llegó a ser tan importante como los otros dos. Se sospecha que esta especie, procedía del valle de Stranglethorn.

Aunque todos eran trolls, no se tenían mucha simpatía. Sin embargo, tuvieron que unirse contra los insectos Azi'Aqir que destruían todo lo que no fuera insectoide. Finalmente los insectos fueron neutralizados en Azjol'Nerub, al norte, y en Anh'Qiraj, al sur. Unos pocos trolls encontraron el Pozo de la Eternidad y lo emplearon para sus propios fines (es posible que los Kaldorei provengan de los trolls). Los elfos y los trolls se enfrentaron varias veces, pero al final fueron los elfos quienes expulsaron a los agentes de los imperios troll. Los trolls ignoraban las acciones de los elfos hasta que el Pozo se colapsó y Kalimdor quedó dividido en cuatro grandes islas y los distintos imperios troll se separaron.

Los trolls de la jungla adoraban a Hakkar, un dios sanguinario. Hakkar demandó las almas de los niños trolls para manifestarse en el mundo, al escuchar esto, los trolls se negaron y dejaron de adorarle, provocando su ira. Solo los troll Atal'Ai continuaron adorando a Hakkar, por lo que los Gurubashi los expulsaron y se vieron obligados a emigrar hacia el Pantano de las Lamentaciones.
Dividido por esto, los Gurubashi se vieron sumergidos en una guerra tribal. Las tribus Skullspliter y los Darkspear lucharon a muerte por el dominio. La superioridad de los Skullspliter obligó a los Darkspear a abandonar continente, y fueron exiliados a una isla del Gran Mar, que han habitado desde entonces.
Mientras lo elfos reconstruían sus vidas en torno al monte Hyjal, los Atal'Ai continuaron con la invocación de Hakkar. Esta amenaza alertó a Ysera, que mandó a uno de sus hijos, Eranikus, a avisar del peligro que esto suponía, pero los brujos Atal'Ai se obstinaron en invocar a Hakkar.

Ysera misma se presentó ante los Atal'Ai y hundió la ciudadela de los Atal'Ai, formando la Fosa de las Lágrimas. Hakkar se vengó corrompiendo a Ysera con su poder.
Los Grandes Aspectos, temiendo perder a otro de sus hermanos, confinaron a Ysera en el Sueño Esmeralda, para evitar que la corrupción culminara. Los Grandes Aspectos solicitaron que los druidas se sumergieran en el Sueño Esmeralda junto con Ysera para ejercer de soporte, a cambio del crecimiento del Árbol del Mundo. Sin embargo, Neltharion, el dragón negro, tenía otros planes.
Convenció a sus hermanos para que cedieran parte de su poder en crear un objeto llamado Alma de Demonio. Les dijo a sus hermanos que, ellos no vivirían por siempre y que con su desaparición, las razas mortales estarían indefensas ante la Legión Ardiente. Aunque no muy convencidos, los hechos recientes dejaban claro que les costaba contener el mal. recordando el encargo de los titanes, aceptaron.
Los cuatro hermanos de Neltharion dieron parte de sus poderes, pero Neltharion permaneció con su poder al completo. Enseguida, Neltharion empleó el Alma de Demonio para destruir a los dragones azules. Malygos quedó solo y sin herencia, así que viajó al gélido Northrend y creo un cementerio para sus hijos, el Dragonblight. Malygos encargó a Sapphiron, su siervo superviviente, custodiar el Dragonblight por siempre.
Alexstrasza, conocedora de las intenciones de Neltharion, confinó el Alma de Demonio en las profundidades de las montañas de Khaz Modan.

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