viernes, 9 de marzo de 2007

2.6 El Árbol del Mundo

Los elfos reconstruyeron sus hogares en torno al monte Hyjal, buscando siempre la armonía con la naturaleza.
9.000 años antes de la Primera Guerra de Azeroth, los dragones supervivientes surgieron de nuevo. Alexstrasza, Ysera, Malygos y Nozdormu llegaron a las tierras de los druidas y se encontraron con Malfurión, que con el tiempo se convirtió en Shan-Do (archidruida), quien recibió a los dragones y les habló del nuevo Pozo de la Eternidad. Los dragones se alarmaron y dedujeron que este nuevo pozo podría volver a traer a la Legión. Malfurión y los Cuatro Aspectos decidieron hacer algo, y los cuatro dragones cedieron parte de su poder para crear el Alma de Demonio, cuyo poder infligiría daño a la Legión Ardiente en caso de un nuevo ataque. Sin embargo, Neltharion, el dragón negro no cedió nada de su poder, y permaneció como el más poderoso de los dragones, que, secretamente, planeaba para asolar el mundo.
Alexstrasza plantó una semilla en el fondo del pozo, que activada por la magia del pozo se convirtió en un inmenso árbol, que succionó todas la aguas del pozo. Este nuevo árbol simbolizaría la unión de los elfos nocturnos con la naturaleza y sus energías sanadoras se extienden por todo el mundo. Este árbol del mundo recibió el nombre de Nordrassil. Nozdormu encantó el árbol para proveer a los elfos de inmortalidad. Ysera enlazó el Árbol con su reino onírico, el Sueño Esmeralda, de modo que regularía el avance de la naturaleza y la evolución del mundo. Los druidas elfos nocturnos, incluido Malfurión, deberían unirse a Ysera en el Sueño Esmeralda, cosa que hicieron gustosos, a pesar saber que perderían gran tiempo de sus vidas durante la hibernación. Sin embargo, los dragones no contaron toda la verdad a los elfos sobre el Sueño Esmeralda...

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